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VenezuelaDemo, la suma sonora de un país en movimiento

domingo, 2 de octubre de 2011


A la memoria de Fernando Alarcón, viajero estelar enamorado de la música.

Con 34 discos y casi 700 agrupaciones, el catálogo discográfico de músicos
independientes VenezuelaDemo ha devenido en una red de articulación,
autorreconocimiento y valoración del inmenso raudal musical que conforma
la Venezuela de hoy.


Seguramente alguna vez se te ha quedado “pegada” una canción, lo cual puede encantarte o enloquecerte, según sea el caso. Otras tantas recordarás cómo canciones infantiles te enseñaron a compartir y a crecer. Por ello, quizá alguna vez te hayas percatado de la conexión que guarda la creación musical con la vida toda, con la identificación de lo que somos, con la descripción de nuestras costumbres como colectivo, de lo que nos gusta o diferencia. Si no, pregúntale a un zuliano qué siente cuando oye una gaita de tambora, a alguien de un combativo barrio citadino, digamos del 23 de Enero en Caracas, cuando escucha salsa cabilla o hip hop, o a un sucrense cuando escucha un joropo oriental. ¡Pregúntales, anda! Y recuerda, tú también, qué ha pasado por tu cabeza o tu corazón cuando escuchas el Gloria al Bravo Pueblo en esas grandes ocasiones nacionales o deportivas, o cuando no puedes sino entrecerrar los ojos escuchando cómo la marcialidad del himno patrio se convierte en el “Duérmete, mi niño, que tengo que hacer”, esa hermosa canción de cuna tan nuestra.

Resulta, entonces, que la música forma parte vital de la existencia humana, es decir, de la cultura, sea que hablemos de la cultura tradicional, urbana, local o global. La vida está enmarcada en una suerte de banda sonora, incluso si no nos damos cuenta, que, además, nos identifica como colectivo: Ay, qué noche tan preciosa de Luis Cruz, que cantamos en los cumpleaños, nos delata maravillosamente como venezolanos, por ejemplo, mientras que todos aprendemos a tocar el cuatro con el merengue anónimo que nos habla del Compadre Pancho o con el sabroso Barlovento, de Eduardo Serrano. Pero hay más, muchas más canciones, géneros musicales e instrumentos que nos vinculan y recuerdan que nos acompañamos en esto de vivir como nación, que podemos hacerlo a plena satisfacción y que es importantísimo que conozcamos y valoremos a quienes ponen las notas que nos unen con su inspiración.

De la conversa a la acción
Por eso, por allá a principios de 2005, cuatro amigos conversaban sobre el viejo desprecio y la indiferencia con la que se trataba a nuestros músicos y su creación, incluso para ese momento y a pesar de la recién aprobada Ley de Responsabilidad Social en Radio y Televisión. ¿Cómo hacer visibles a la inmensa cantidad de músicos venezolanos regados por todo el país y el mundo?, ¿cómo enfrentar a los que decían que no había buena música actual?, ¿cómo hacerle llegar ese grueso raudal musical en todos los géneros a las radios a nivel nacional, incluyendo, por supuesto, las nacientes emisoras alternativas y comunitarias? Se trataba de nuestra identidad, pero también de la estima que genera tener consciencia de lo que hacen nuestros creadores y, simultáneamente, de que ellos sintieran el estímulo de nuestro aprecio. Enfrascarse en aquello de si había música o no, no serviría sino para retardar la solución, según les parecía, así que se plantearon producir unos discos compilatorios de agrupaciones musicales activas que fueran distribuidos entre las radios, y que contuvieran un tema representativo del trabajo de cada una de ellas, además de información sobre su desarrollo y datos de contacto directo. Esa parecía una buena manera de actuar en positivo, y el Ministerio de Información y Comunicación así lo entendió y los apoyó.

34 volúmenes y casi 700 agrupaciones
De tal forma que, pensando que no serían más de 10 discos, comenzó un gozoso trabajo
que lleva 34 discos compilados (30 de géneros variados, 3 de música de raíz tradicional y 1 de música para niños) y casi 700 agrupaciones diferentes catalogadas. Una labor que, más que trabajo, ha sido realmente un viaje fabuloso de autorreconocimiento y creación de una red que vincula a los músicos mismos entre sí, a personas e instituciones que los difunden por radios o televisoras y a quienes de esa forma los conocemos, oímos, disfrutamos de su ingenio y terminamos admirando. Una iniciativa que luego creció hasta crear un sitio web (www.venezuelademo.com) donde cualquier internauta, se encuentre en Venezuela o en Asia —es interesante la cantidad de visitas desde esas latitudes—, puede escuchar el tema promocional de cada uno de estos artistas, descargar sus reseñas y descubrir el vasto panorama musical de esta Tierra de Gracia. VenezuelaDemo también ha tenido la fortuna de proponer y organizar importantísimos eventos como los festivales de Joropo o el de Caminos de la Salsa que Pdvsa La Estancia ha presentado desde 2009. Espacios que han sido palestra para, en el caso del Festival de Joropo, más de 70 solistas o agrupaciones joroperas, así como de músicos o bailadores en el papel de instructores y ponentes. Ellos han sido protagonistas de numerosísimos días en los que el público asistente ha tomado conciencia de las diferencias entre los muchos joropos que nutren Venezuela (joropo oriental, central, llanero, golpe larense, joropo con marímbola, joropo con bandola llanera, oriental y cordillerana, joropo guayanés y andino, o joropo con acordeón, también conocido como cuereta, apenas algunos de los que nos constituyen), han aprendido cómo bailarlos y cómo interpretarlos, han oído discurrir sobre ellos, visto fotografías y filmografía relacionada, hecho contacto con las artesanías y particularidades que los completan. O en el caso del Festival Caminos de la Salsa (el evento que había convocado la mayor cantidad de visitantes de la gestión del brazo cultural de la nueva Pdvsa hasta agosto de 2010) en el que igual cantidad de solistas y grupos en concierto, talleres de baile e instrumentos, conferencias, encuentros de coleccionistas, cine, entre otros, han mostrado los diversos géneros que guiaron a la conformación de aquello que hoy día entendemos, genéricamente, como salsa.

Pequeños testimonios
Estos son ejemplos grandotes de la cosecha de música y entusiasmo que el catálogo
discográfico ha logrado, pero también hay hermosísimos frutos más pequeños y conmovedores como el del cueretista de Cumanacoa, que nunca había venido a Caracas o aquella otra historia de quien había llevado cajas de sus discos a las radios y estas nunca habían puesto su música hasta que apareció en el catálogo, o programas de radio en el país y el exterior que fundamentan su pauta de entrevistas y música en VenezuelaDemo. También podemos hablar de los músicos que se articularon gracias al catálogo, de los especialistas foráneos que descubrieron nuestra música, de quienes grabaron por vez primera para ingresar a los discos o de quienes nos han enviado, entusiastas, la información de sus toques para el boletín semanal especializado en las actividades de nuestros músicos, que por casi seis años circuló regularmente. Y todo esto es, apenas, un pequeño testimonio, así como consecuencia, de lo que puede surgir de la fecunda capacidad creadora de una nación en maravilloso movimiento, cuya diversidad refleja la suma de esperanza y empeño por otro mundo posible.


Mari Stella Paredes,
VenezuelaDemo
www.venezuelademo.com

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